Idealmente, una sala de control de audio debe ser un entorno neutro (pero no “insonoro”) para poder evaluar contenido de audio de manera crítica. Esto se realiza garantizando que la sala misma y los sistemas que se encuentran allí no agreguen coloraciones propias al sonido que se está supervisando.
En este objetivo intervienen muchos aspectos de diseño de sistemas acústicos y de audio. Uno de estos aspectos es controlar los reflejos especulares que interfieren con el sonido directo de los altavoces de supervisión.
Los reflejos especulares de energía acústica se producen a frecuencias en que el sonido actúa como un rayo, es decir, cuando golpea una superficie plana, ésta lo refleja, con un ángulo de incidencia equivalente al ángulo de reflexión.
Muchas superficies de una sala de control pueden ofrecer superficies bastante planas para generar reflejos. Las más obvias son las paredes y los cielorrasos, pero las superficies de control de consolas de audio, y la parte superior de las consolas, y los monitores de video también pueden actuar de la misma manera.
Los reflejos que alcanzan la posición de escucha experimentan un retardo con respecto al sonido directo. Cuando los dos se combinan, la respuesta de frecuencia total presenta caídas y picos a intervalos determinados por la diferencia entre los tiempos de llegada de la energía sonora directa y la reflejada.
En estas condiciones, el oyente ya no puede oír una representación precisa del sonido que se está supervisando, y tiene dificultad para crear una mezcla balanceada. Esto no solo se aplica a la respuesta de frecuencia; también afecta la capacidad para percibir correctamente indicaciones direccionales.
Los reflejos especulares se pueden controlar mediante la geometría de la sala: determinando hacia dónde se pueden dirigir para alejarlos de las posiciones de escucha críticas (quizás hacia difusores, para extender la energía en tiempo y espacio). Esto se debe hacer correctamente, a fin de evitar que surjan otros problemas.
Los reflejos se pueden reducir o eliminar utilizando materiales absorbentes adecuados. Los elementos de absorción son particularmente eficaces si se ubican en los puntos específicos donde se producen los reflejos, en lugar de en toda la superficie. Para ello, es necesario analizar un poco la acústica, pero vale la pena, para evitar la insonorización excesiva de una sala.
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