Pos-convergencia: Apagones postergados y espectro para el siglo XXI


El "apagón analógico" de Eslovaquia, Grecia, Irlanda, Lituania, Portugal, Reino Unido y República Checa se completará en 2012, con lo cual 22 países europeos contarán con televisión digital terrena (TDT), incluyendo unos 2.000 canales digitales ya activos.

En contraste, la región Latinoamericana enfrenta retrasos, indefiniciones e, incluso, oposiciones corporativas, con lo cual el proceso de migración digital se prolongará más de lo previsto.

Carlos Eduardo Cortés es coordinador de programas de Free Press Unlimited en América Latina. Sus opiniones son personales y no implican necesariamente a dicha institución ni a TV Technology. México muestra avances legislativos promovidos por un decreto presidencial de 2010 y por un dictámen de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), que establecen el apagón para 2015.

Sin embargo, los grupos Televisa y TV Azteca han encabezado la oposición de la cámara industrial de teledifusoras, que temen la apertura de la competencia en televisión abierta.

En el Cono Sur, Brasil continúa su proceso federal de asignación de canales digitales.

Argentina emprendió su transición en 2010 y la TDT ya cubre el 75 por ciento de la población. Ahora, ese país inicia la exportación de hardware a Venezuela.

Uruguay, tras modificar su elección del estandar Europeo y optar por el japonés brasileño, decretó la sub-banda de 512-698 MHz para el servicio de televisión digital en su territorio.

Chile tiene empantanado en el congreso su proyecto de ley de televisión digital desde 2008, mientras la propiedad de los canales ha ido cambiando de manos y ahora consideran ventajosa la demora para evaluar la sostenibilidad de la TDT.

Mientras tanto, muchos consumidores latinoamericanos sin servicios de televisión por suscripción, se muestran confundidos porque abundan en el mercado televisores aptos para estándares diferentes del elegido en sus países, mientras escasean las informaciones públicas que les permitan tomar decisiones claras.

En Estados Unidos, otros grupos preocupados por proteger su negocio de la competencia son AT&T, Verizon, T-Mobile y Sprint, quienes anticipan una grave escasez de espectro para datos móviles ante el aumento de la demanda.

Por ello, solicitan a las autoridades aumentar sus porciones para telefonía móvil y datos inalámbricos, de manera que se evite una disparada en los precios de sus suscripciones al no poder satisfacer las necesidades de sus clientes.

Sin embargo, no le faltan objetores al argumento. El propio inventor del teléfono celular, Martin Cooper, considera que los reclamos de estos proveedores son muy exagerados.

Está claro que bajo el impulso de los teléfonos inteligentes y las tabletas — como lo demuestra un estudio de Cisco — en 2011 se duplicó el uso de datos móviles en Estados Unidos.

La lógica prevaleciente ha sido dividir el espectro en porciones de bandas de frecuencia, para darle a cada sector (radio, televisión, telefonía, militar, civil, científico…) una tajada para evitar la interferencia.

Sin embargo, esta lógica de escasez ha promovido una reciente sed de compra de porciones por parte del sector de telefonía y datos móviles, a fin de hacerse a más espectro para obtener control exclusivo.

Lo cual, a su vez, fortalece la presencia de duopolios y oligopolios en el sector mediático y de telecomunicaciones, que intentan evitar la aparición de nuevos competidores.

Una nueva comprensión del llamado "espectro" requiere superar la noción de radio telecomunicaciones que hizo escuela desde los años 1920: una torta finita.

Con ese argumento, algunos sectores, en especial de medios comerciales, han obtenido control histórico sobre sus porciones y en ocasiones consiguen licencias para comprar y controlar tajadas adicionales.

El principal móvil de la digitalización televisiva ha sido el dividendo digital: la capacidad de brindar más servicios en menos espacio del espectro electromagnético, de manera que se puedan renegociar porciones hasta ahora ocupadas por la radio y la teledifusión analógicas, y crear nuevos servicios.

El objetivo del apagón analógico es, precisamente, liberar porciones y hacerlas más eficientes, dado que en una sola canalización analógica se pueden incluir varios canales digitales.

Esa eficiencia incluye abrir espacio a otros sectores sociales, públicos y comunitarios, y eliminar la vieja noción del espectro finito, con base en nuevas tecnologías que eliminan la necesidad de separar bandas de frecuencia y permiten prestar mejor el servicio público televisivo.

La tecnología detrás de la eficiencia modifica el sistema de transmisión y recepción de señales, de manera que multiplica la capacidad de usar la misma porción de espectro sin necesidad de otorgar controles exclusivos.

En tal sentido, las postergaciones del apagón y el afán de controlar más porciones de espectro tienen una motivación política y económica, no tecnológica.

Como el mismo Cooper declaró al New York Times: "hoy ya sabemos cuáles son las soluciones (tecnológicas) para los próximos 50 años".

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