Las nuevas televidencias
Carlos E. Cortés es gerente de Radio Nederland Training Centre - América Latina. Sus opiniones son personales y no implican necesariamente a dicha institución ni a TV Technology.
¿Quiere usted grabar video en alta definición a 1280 x 960 píxeles y 30 cuadros por segundo por menos de US$200?
Puede adquirir una cámara GoPro HD Hero 960 cuyas dimensiones (42mm x 60mm x 30mm) permiten colocarla en cualquier elemento móvil, incluso submarino.
O, por un precio aún inferior, puede usted usar una cámara Looxcie en la oreja, pues tiene el tamaño de un audífono receptor Bluetooth y, de hecho, usa dicha tecnología para transmitir en forma inalámbrica a un teléfono Android que usa una aplicación Looxcie gratuita.
La Looxcie no graba en alta definición, pero su resolución de 480 x 320 píxeles a 15 cuadros por segundo la hace competidora de muchas cámaras actuales usadas en movilidad y en condiciones ocultas para muchos "reality shows" de televisión.
Pero no es solo la tecnología la que innova y evoluciona. Los usos sociales de los nuevos dispositivos nos enfrentan a escenarios impensables e impensados en el mundo televisivo analógico.
Ya en 2001, una estudiosa del cambio cultural juvenil, Susan Hopkins (Girl heroes: the new force in popular culture. Annandale, N.S.W.: Pluto Press), advertía que la vigilancia constante de las webcams estaba afirmando la identidad de miles de camgirls y camboys que viven el sueño de la celebridad al estar "en cámara" y aparecer en televisión, así como ocurre con toda la gente dispuesta a que su privacidad invada las pantallas en los realities.
¿A dónde pueden llevarnos las GoPro HD Hero y las Looxcie? Los nuevos verbos del idioma inglés (blogging, Twittering, Facebooking, Flickring, YouTubing...), indican a las claras que estamos transitando del modelo broadcasting (radio y teledifusión), a un conjunto de servicios de textos digitales (video, audio y datos), sustentados en el acceso personalizado (webcasting, narrowcasting, podcasting...).
Por un lado, producir y distribuir noticias, información y entretenimiento ya no es un asunto exclusivo de los difusores de la era analógica. En la Web 2.0, los cibernautas no solo leemos (consumimos), sino escribimos (producimos). Todos podemos ser "prosumidores".
Por otro lado, el consumo de medios es multiplataforma y multipantalla (televisor, computadora, dispositivo móvil...), y las redes sociales se han convertido en la plataforma dominante para crear y compartir contenidos.
En el nuevo juego de mirar y ser mirados, los flamantes productores digitales de video y televisión, según Paul McFedries ("The rise of peep culture". IEEE Spectrum. 47 [6], 2010), han iniciado un imparable movimiento de innovación televisiva.
Una forma dominante es, por ejemplo, el "lifestream", que combina blogs, medios sociales y fotos en línea, para mostrar la vida de cualquier individuo, y puede especializarse en video para tornarse "lifecasting".
A partir de allí, los nichos comienzan a fortalecerse: "screencasting", especializado para la computadora; "podcasting", ya familiar en el consumo individual de medios; "Godcasting", dedicado a difundir mensajes religiosos.
Y el "egocasting", o leer, ver y escuchar únicamente medios que reflejan mis propios puntos de vista y mis gustos, es una tendencia ya palpable en los polarizados canales de noticias por cable.
Con lo cual desembocamos en el "silvercasting", que distribuye video especializado a audiencias extremadamente pequeñas y requiere repensar, a fondo, el modelo de negocios del medio masivo uno-a-muchos, porque invierte los términos y tiende a convertirse en un fenómeno bidireccional masivo.
Las nuevas formas de televidencia exigirán, claramente, mucha creatividad de parte de los teledifusores en la era digital.
Debemos seguir preparándonos para lo impensado.
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